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Entonces intervinieron algunos creyentes que pertenecían a la secta de los fariseos y afirmaron:

―Es necesario circuncidar a los gentiles y exigirles que obedezcan la ley de Moisés.

Los apóstoles y los ancianos se reunieron para examinar este asunto. Después de una larga discusión, Pedro tomó la palabra:

―Hermanos, sabéis que desde un principio Dios me escogió de entre vosotros para que por mi boca los gentiles oyeran el mensaje del evangelio y creyeran.

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